El proyecto

Desde la mitad del mundo


El feminismo no es, afortunadamente, una sola voz. Muestra diversidad, riqueza, distintas posiciones vitales que desean hacerse oír contribuyendo a un debate necesario y enriquecedor. Las mujeres somos diversas y nuestras opiniones, plurales. Nos acercamos a Esther Crespo, Nuria Rodríguez, Lourdes Pérez y Pilar Fernández para conocer de cerca sus aportaciones y críticas a este debate. Todas ellas han transitado, sin duda, por el largo camino hacia la igualdad, la libertad y la solidaridad. 
En varias cosas están de acuerdo: las mujeres más jóvenes tienen que enfrentarse a otros retos, como romper con los mitos del amor romántico, abogar por la corresponsabilidad en el ámbito doméstico, cuestionar los roles de género tradicionales o atreverse a definirse como feministas. Por todo ello, sigue pendiente darle continuidad al movimiento feminista, visibilizar las conquistas de las mujeres y superar las desigualdades sociales.

La igualdad es un bien de primera necesidad. No es sólo un objetivo feminista, sino ante todo lo es de justicia social. De ello conversamos largamente con Paz Fernández, Pilar Sampedro, Emilia Vázquez y Begoña Piñero. La igualdad entre mujeres y hombres es inseparable del logro de una sociedad más justa, mejor. En un contexto de recortes en los servicios sociales, elemento que dificulta los avances igualitarios, el impacto es mucho mayor sobre las mujeres, que suelen asumir todas las cargas familiares. Terminar con la brecha salarial entre hombres y mujeres, la discriminación laboral y la violencia de género, así como defender un aborto legal, seguro y gratuito, son todavía algunos de los frentes abiertos en la reivindicación de la igualdad.

Solidarias globales

Quién sabe si es esa permanente mirada al mar la que hace de Xixón una ciudad acogedora con las personas foráneas, solidaria y amigable. Algunas de las mujeres que habitan en ella destacan por su compromiso con la reivindicación por los derechos de otros pueblos. Palestina, Colombia o el Sahara son algunos de nuestros aliados en esta andadura.
El CSCA nos acerca a la realidad del mundo árabe, a sus problemas y aspiraciones, como romper el bloqueo de Gaza, o llamar la atención internacional sobre el drama del apartheid del pueblo palestino. Como ciudad obrera e industrial, Xixón no podía ser ajena a las violaciones de derechos humanos que miles de sindicalistas sufren en tantas partes del mundo, impulsando el Programa Asturiano de Atención a Sindicalistas y Defensores de los Derechos Humanos Víctimas de la Violencia en Colombia, que nos ha traído a mujeres de valor incalculable como Lola Villacob. O el Sahara, pueblo hermano al que muchas mujeres destinan esfuerzos en acciones de cooperación y ayuda humanitaria, o en desarrollar el programa "Vacaciones en Paz".
El esfuerzo de estas luchadoras merece que la voluntad política de ayuntamientos, gobiernos y diputaciones para impulsar la cooperación al desarrollo con los países del Sur no se vaya a pique. La crisis jamás ha de ser una excusa para recortar las ayudas en cooperación internacional. Las personas son lo primero, aunque las instituciones no estén a veces a la altura de su ciudadanía

Arte y cultura en femenino y plural

La Natacha de Casona, aquella que pisaba las tablas del Jovellanos durante la Guerra Civil,  fue una precursora, la primera doctora en Pedagogía de España. Una mujer que supo ver más allá de la nómina de su empleo en una institución penitenciaria a la que, fiel a sus ideas y a una moderna concepción de la educación, transformaría en un lugar habitable. Natacha, nuestras Natachas…las que necesitamos en el mundo de la educación, del arte y de la cultura. Innovadoras, valientes, precursoras, y para hacer de nuestra sociedad una más cálida y habitable. Y por ello escrutamos, tras las bambalinas, el trabajo de Sofía Castañón (poeta), Silvia Cosío (editora), Pilar Sánchez Vicente (escritora e historiadora), Maite Centol (artista), Carmen Duarte (dramaturga) y las hermanas Mar y Alicia Álvarez (integrantes del grupo pop Pauline en la Playa). A lo largo de siglos de historia, las aportaciones de las mujeres como sujeto activo en el arte han sido escasamente visibilizadas mientras que, como musas, como sujeto pasivo, son una de las principales fuentes de inspiración. ¿Están los nombres de las mujeres en los programas de historia del arte? ¿No es hora ya de visibilizar su papel activo en la construcción de la cultura?

Rebeldes y libertarias

Nada está completo sin el testimonio de las mujeres de la resistencia antifranquista. Dentro de los numerosos estudios consagrados al antifranquismo, los dedicados a las mujeres siguen ocupando un espacio marginal. Por ello aquí una modesta contribución a la recuperación de la memoria histórica dedicándoles unas páginas y tomando nota de las experiencias de Maricuela, Araceli y Amelia. Un recuento de cuando lo privado era político, de aquellos pequeños actos cotidianos que iban contra las normas establecidas, como es el caso de Maricuela, quien colaboraba con el ejército republicano haciendo lo que siempre había hecho: cocinar, vestir, cuidar….pero arrastrándose por las trincheras. El papel de las mujeres fue mucho más allá, siendo fundamentales en la reconstrucción de las organizaciones políticas de izquierdas en la clandestinidad durante la posguerra. Serían las mujeres, menos marcadas políticamente, las que iniciarían la actividad clandestina tras la guerra,  tejiendo la “malla de cristal” que formaba la infraestructura de las organizaciones. También recogemos los testimonios de Araceli y Amelia, parte de esos miles de “niños de la guerra” enviados a la Unión Soviética para evitarles los rigores del conflicto. Partieron del Puerto de El Musel. Pero con la entrada de la URSS en la II Guerra Mundial y la invasión nazi de las zonas en las que habitaban, la historia dio un nuevo e inesperado giro…

A pie de calle por los derechos laborales

La historia de estas mujeres es una crónica de lucha y capacidad de resistencia que las llevó a desempeñar un papel central en la organización social de los conflictos que, como fruto de la reconversión industrial, tuvieron lugar en las empresas IKE y Crady.
Una década de movilizaciones caracterizó el conflicto de IKE, destacando el encierro que desde julio de 1990 llevaron a cabo durante cuatro años en una fábrica sin agua corriente ni calefacción. Ana Carpintero, Jovita Friera, Charo López y Bernardina Santos tenían claro una cosa: para iniciar una revuelta en defensa de los derechos laborales y los puestos de trabajo solo tenían que estar dispuestas a hacerlo.

A pesar de que la plantilla de Crady estaba formada por más de un 50% de mujeres, los hombres ocupaban los puestos más valorados y eran  recompensados por ello con los correspondientes complementos económicos. Ángeles Pollo y Gela Duque fueron dos de las principales protagonistas de una acción sindical que, además de posicionarse contra los despidos, trataba de enfrentarse con las estructuras masculinizadas de las empresas.

Obrerol y Tabacalera fueron en su momento otras empresas protagonistas de la crisis industrial en Xixón. A ellas hay que sumar, en el momento actual, el recurso social público ERA.
Emilia Vallina y Mª José Costales plantaron cara al ERE que supuso la extinción de los contratos de cuarenta y siete trabajadoras en Obrerol, a pesar de los fondos mineros y las sustanciosas ayudas que la empresa recibió del gobierno asturiano. Igualmente, denunciaron el grave deterioro de los puestos de trabajo restantes. Por todo ello, sufrieron durante años sucesivos atropellos en su condición de representantes sindicales.
Tabacalera puso la puntilla definitiva a la destrucción de empleo femenino en Xixón a partir de su privatización en el año 1998 por el gobierno del Partido Popular. A pesar de las movilizaciones llevadas a cabo, los planes del cierre de fábricas y la consiguiente pérdida de puestos de trabajo siguieron adelante. Liliana Fernández tuvo una destacada intervención en las huelgas junto a otras muchas mujeres, entre ellas Rosa María Fernández García (UGT).
El desmantelamiento de lo público, con la excusa de la crisis, es uno de los motivos que señalan Yolanda Rodríguez y Amada Fuertes para implicarse de forma activa en la asamblea de trabajadores y trabajadoras del ERA. No están dispuestas a admitir que se continúe devaluando la calidad del empleo y de las prestaciones, y menos aún la progresiva privatización de los servicios.
Todas coinciden en que hubo un antes y un después de su implicación activa en los diferentes conflictos: la toma de conciencia como trabajadoras y como feministas. El camino no fue fácil, sobre todo porque tuvieron que compatibilizar las distintas movilizaciones con la vida familiar. Son conscientes de que la cultura de la fábrica se ha ido perdiendo con el paso de los años y que las sucesivas reformas laborales han significado un paso atrás en el terreno de los derechos laborales: despidos  y personas trabajando cada vez por menos. Pero, al menos, se muestran ilusionadas por un cambio político que posibilite una vida digna al conjunto de la población.

Geografías

No sólo el paisaje humano estuvo presente en este proyecto. Los espacios urbanos de la ciudad de Xixón fueron también protagonistas máximos en este proyecto. Seleccionados por su simbología cercana a la vida y logros de nuestras protagonistas, los rincones de la ciudad aquí presentes también tienen una gran historia que contar, y poco a poco, aquí la desgranaremos...

Con ellas nadie se queda fuera

Los derechos civiles protegen a todas las personas por igual. Protegen de cualquier poder que trate de arrebatarnos la capacidad de participar de la vida civil y política. No hay duda de que en nuestro país hemos conseguido avances importantes en este terreno, aunque en los últimos años se han puesto muchas piedras en el camino que han impedido seguir avanzando e incluso se ha dado más de un paso atrás. Así lo ve Sila Murillo, poniendo como ejemplo los recortes que han llevado al cierre a muchas asociaciones y han socavado la autonomía personal de las personas con discapacidad, sobre todo de las mujeres. Por eso, ayer y hoy, Irene Saavedra sigue afirmando que lo personal es político. Y qué mejor sitio que las calles y las instituciones para seguir luchando por la no discriminación de las mujeres lesbianas y por el feminismo en mayúsculas. Al igual que Marlén Iglesias, activista y defensora de los derechos LGTB desde muy joven. A la defensa de esos derechos se une Mª José Sánchez, que como ejemplo de la movilización social nos anima a seguir acudiendo a la cadena humana que cada 1 de diciembre parte de La Escalerona como motivo solidario y reivindicativo en la lucha contra el sida.

Afortunadamente mujeres como estas, ejemplo de luchadoras por la inclusión, son voz y motor del cambio social, y mientras el reconocimiento total de los derechos civiles y sociales no se produzca en la sociedad, habrá que seguir reivindicando para avanzar en la igualdad de las personas.