Los derechos civiles protegen a todas las
personas por igual. Protegen de cualquier poder que trate de arrebatarnos la
capacidad de participar de la vida civil y política. No hay duda de que en
nuestro país hemos conseguido avances importantes en este terreno, aunque en
los últimos años se han puesto muchas piedras en el camino que han impedido
seguir avanzando e incluso se ha dado más de un paso atrás. Así lo ve Sila
Murillo, poniendo como ejemplo los recortes que han llevado al cierre a muchas
asociaciones y han socavado la autonomía personal de las personas con
discapacidad, sobre todo de las mujeres. Por eso, ayer y hoy, Irene Saavedra
sigue afirmando que lo personal es político. Y qué mejor sitio que las calles y
las instituciones para seguir luchando por la no discriminación de las mujeres
lesbianas y por el feminismo en mayúsculas. Al igual que Marlén Iglesias,
activista y defensora de los derechos LGTB desde muy joven. A la defensa de
esos derechos se une Mª José Sánchez, que como ejemplo de la movilización
social nos anima a seguir acudiendo a la cadena humana que cada 1 de diciembre
parte de La Escalerona como motivo solidario y reivindicativo en la lucha
contra el sida.
Afortunadamente mujeres como estas, ejemplo
de luchadoras por la inclusión, son voz y motor del cambio social, y mientras
el reconocimiento total de los derechos civiles y sociales no se produzca en la
sociedad, habrá que seguir reivindicando para avanzar en la igualdad de las
personas.
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