Este acantilado que rodea al mar Cantábrico
está en Cimavilla, barrio de pescadores. Desde sus miradores se contempla la
ciudad, en especial la Playa de San Lorenzo y la iglesia de San Pedro. Donde
antes se extendían terrenos y búnqueres militares, hoy se alza el “Elogio del
horizonte”, obra de Eduardo Chillida, que da la bienvenida a quienes se acercan
a la ciudad por vía marítima y ya se ha convertido en un símbolo de Xixón. En
el ascenso al cerro encontramos también la escultura “Nordeste” de Joaquín Vaquero
Turcios. El cerro, un paseo hacia la soledad y el silencio, es también la
apertura a otros mundos más allá del mar.
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